Casas terreras y parcelas, la tendencia que viene tras el virus

La idea de un confinamiento intermitente y, sobre todo, la implantación del teletrabajo que, en muchas empresas ha llegado para quedarse, han dado un empujón a la deslocalización residencial. Las búsquedas de fincas rústicas de enero a abril se han incrementado en un 46% en los portales inmobiliarios; los chalets, un 36% y las casas adosadas, un 24%. Además los precios de los productos afuera de las zonas turísticas suelen ser entre un 15% y un 20% más bajos.

Esto es así de momento, porque es más que previsible que el precio de estos productos de las afueras no tarde en subir.

Durante el confinamiento ha aumentado la demanda de casas en pueblos y aldeas que cuentan con acceso a Internet, porque además de espacio y jardín, es tener buenas comunicaciones lo que más importa a este perfil de cliente. La mayoría de municipios lo tienen y para las casas aisladas en el campo hay empresas que facilitan conexión vía satélite.

Otro perfil de clientes son los inversores que seguirán comprando en zonas turísticas, esperando a que bajen los precios para invertir a largo plazo.

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